El aparato digestivo es el conjunto de órganos (boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso) encargados del proceso de la digestión, es decir, la transformación de los alimentos para que puedan ser absorbidos y utilizados por las células del organismo.
La función que realiza es la de transporte (alimentos), secreción (jugos digestivos), absorción (nutrientes) y excreción (mediante el proceso de defecación).
Los síntomas de una mala digestión.
Falta de energia: los alimentos mal digeridos no son absorbidos por el torrente sanguíneo. Por lo tanto, gran parte de dichos alimentos queda en el intestino en lugar de ser transportadas a las células para generar energía.
Deficiencias nutritivas: Las vitaminas y los minerales esenciales para la vida provienen de la alimentación, por lo que es muy probable que la mala digestión y absorción de los alimentos produzca deficiencias nutritivas múltiples. Tales deficiencias pueden tener consecuencias de gran alcance y a largo plazo, desde cansancio hasta una mayor riesgo de sufrir afecciones cardiacas y cancer.
Malestar digestivo: Si el sistema digestivo es ineficaz, los alimentos no digeridos o digeridos en forma parcial pueden fermentar en el intestino. Esto puede provocar gases -eructos y flatulencias- asi como inchazón y dolor abdominal.
Alteración del movimiento de los intestinos: la mala digestión genera constipación o flojedad intestinal y a veces una combinación de ambas.
Los productos que se describen más abajo intervienen en
el funcionamiento del Sistema Digestivo.
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